jueves, 31 de marzo de 2011

¿Una religión puede anular Los Derechos Humanos por el mero hecho de serlo?

_ Vivimos en una realidad inmensa con incontables creencias e infinitas culturas, costumbres y religiones que podemos encontrar a nuestro alrededor, a la vuelta de la esquina.
El dilema es ¿Una religión, unas creencias pueden servir para justificar cualquier brutalidad? Es una cuestión tan larga como compleja, incluso a veces incomprensible. Quizás, usando un poco la empatia y los criterios básicos existentes en nuestro cerebro para catalogar lo ''bueno'' y lo ''malo'' lo positivo y negativo de estas situaciones nos ayude a proceder con esta dura tarea.

Mi respuesta a la pregunta anteriormenete formulada es firme y clara, NO. Un Dios, una religión que se precie jamás truncaria los DERECHOS HUMANOS, ¿No les parece una paradoja?

No solo no existe la igualdad de sexos, si no que en el caso de que una mujer fuera forzada, violada, debería ser lapidada por que su cuerpo impuro habría provocado a ese hombre. ¿Incomprensible? ¿Roza el subrrealismo? Pues problemas como los mencionados están allí fuera, existen mujeres en mi ciudad tapadas a cuerpo entero por sus creencias, que tan solo verán el mundo através de una rejilla, que serán maltratadas, forzadas y golpeadas por sus maridos sin ningun castigo penal por ello.


Quizás he sido políticamente incorrecta, lo asumo, pero los DDHH son tan básicos que parecen invulnerables por cualquier mente racional, quizás aquí tengamos el punto de partida del problema ¿Cuál es el significado de una mente racional?

Karina Palacios.

sábado, 5 de marzo de 2011

Microrrelato ganador de San Valentin

Donde ya no llega la luz del sol



Muchas veces me gustaría saber qué se siente en el mundo de los vivos, allí en el que todos ríen o lloran, allí donde la gente siente cosas, y no solamente mirar con la cabeza gacha y sin expresar ni un mísero sentimiento.
Me gustaría saber qué se siente cuando sales del estado de shock, cuando paras de temblar por el miedo, cuando vuelves a tener sentimientos. Eso es lo que ocurre cuando te arrancan el corazón y no piensan devolvértelo, cuando juegan con él y lo destrozan. Te sientes muerto, sin vida, deseando que acaben los días, las semanas, los meses, que pase el tiempo y olvidar. Quieres olvidar a esa persona por la que una vez sentiste algo tan fuerte que te dolía, y sigue doliendo, pero las punzadas bajan su intensidad conforme pasa el tiempo, cuando crees haberlo superado, caes en la misma espiral, porque vuelves a ilusionarte y todo sucede.
El dolor obtenido al sentir amor es lo que menos nos cuesta ocultar, es fácil porque con decir “Yo paso” ya creemos haberlo arreglado, pero ¿y cuando vemos a otras personas felices porque han encontrado el amor? ¿Cómo nos sentimos? ¿Cómo nos sentimos al ver que estamos solos? Con el corazón roto, con ganas de acabar con todo, con un corazón destrozado, hecho pedazos y sin pegamento para reconstruirlo.
¿De qué sirve estar enamorado si cuando crees estás bien todo se fastidia? ¿De qué sirve si después te sientes mal y triste? El amor es la peor droga jamás inventada, droga administrada por un niño pequeño con pañales, alas y flechas doradas.